
Qué causa la pesca
El exceso de la pesca no solo disminuye la existencias de especies, sean o no objeto de pesca, sino asimismo causa un fuerte encontronazo en el ecosistema marino. Mucho más aún, una mala administración sumada a esta actividad le hace perder a la industria pesquera cientos de millones de dólares americanos de capital potenciales.
La pesca recreativa es una actividad que tiene un notable encontronazo ambiental en tanto que va dejando piezas de plomo que se amontonan en los fondos rocosos del mar, contaminando las aguas. Cerca de los barrancos es frecuente que los plomos de las cañitas de pescar, tal como los sedales, se enganchen en las rocas y se pirdan en el mar. Transcurrido un tiempo, se genera un desarrollo retardado de disolución del plomo y la destrucción de ciertos organismos del fondo gracias a la acción de los trozos de sedal. Más allá de la gravedad del tema, se han estudiado poquísimo los procesos de la disolución del plomo en el medio marino y no se sabe el tiempo que estas piezas tardan en degradarse. Pero lo que sí está claro es que este metal pesado causa enormes inconvenientes toxicológicos en el momento en que es asimilado por los organismos vivos. Además de esto, basándose en las licencias de pesca recreativa que se expiden al año, se podría asegurar que el encontronazo que la actividad tiene en el medioambiente marino es bastante elevada.
Adjuntado con el mercurio y el cadmio, el plomo está entre los elementos químicos mucho más peligrosos y los que ocasionan daños graves a los organismos marinos, de manera especial a los que viven en el sedimento.
La atrapa incidental aniquila especies en riesgo de extinción
Se estima que en Perú unas alrededor de20,000 delfines y marsopas mueren todos los años gracias a la atrapa incidental, alertólaComisión Ballenera En todo el mundo (CBI)este 2018.* Las ballenas y los delfines se enmarañan y se ahogan o mueren de apetito mientras que luchan por nadar, en ocasiones arrastrando pesados restos de red a lo largo de meses.
La atrapa incidental o bycatch perjudica no solo a los pescados o mariscos: perjudica asimismo a toda la vida marina.
De año en año, mucho más de 50,000 tortugas marinas en riesgo de extinción podrían fallecer enmarañadas en mecanismos premeditados a atrapar camarones en el sudeste estadounidense, según estimaciones del gobierno de ese país.
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No hay control para los navíos chinos
El aparente consenso sobre la necesidad de achicar las atrapas incidentales no ha servido aún para lograr pactos que dejen progresar, pero por lo menos abren la puerta a un diálogo que todos y cada uno de los ámbitos creen indispensable. La Fundación Vida Silvestre, por medio de Guillermo Cañete, ofrece “integrar a la discusión la dimensión ambiental y económica y meditar en un contexto de cambio climático”. Pablo Filippo propugna pactos sectoriales para llevar a cabo las medidas que regulen los descartes. El planeta empresarial incita un “esquema de discusión participativo para opinar sobre las reglas”. Y desde la Subsecretaría de Pesca, Julián Suárez cree que el Estado debe “transitar este sendero a través de todo el arco, desde las ONG hasta la industria”.
Por otro lado, tanto las compañías como las autoridades se combaten a un riesgo común que avizora el estado de salud de la merluza y el resto de especies del Atlántico Sur: la existencia de cientos y cientos de navíos extranjeros —en su mayor parte chinos— que pescan en el límite exterior de la interfaz continental, esto es, fuera del mar Argentino, en las descontroladas aguas de todo el mundo donde prácticamente no hay leyes que confirmen qué, cuánto y de qué forma pescar.